lunes, 25 de enero de 2010

VIAJES: Milano...

Pues este fin de semana hemos visitado Milán. La capital de la Moda. Bueno una de las capitales.
El viaje empezó recordando el colegio, en el avión la azafata nos regañó, cual profesora de los 70, porque estábamos hablando! A nosotros y a el resto de pasajeros de alrededor. Por nuestra parte resulta que José se encontró con una amiga de Estrasburgo, Rosa, que llevaban 10 años sin verse, como es normal se pusieron a charrar, y a la azafata le molestó mucho porque no oía el audio sobre emergencias que tenía que representar. Digo yo que, o era nueva, o tiene muy mala memoria porque si lo oye cuatro veces al día se lo tendría que saber de pe a pa. Total que José y Rosa se pasaron el viaje poniéndose al día de todos los amigos. Muy maja y muy entretenido el viaje.
Aterrizamos y a por el Bus que nos trasladaba de Bergamo a Milán y el primer encuentro con el frío invernal de la zona 0ºC.
El Hotel, de 4 estrellas, un chollo (lo encontré en Venere, habitación doble por 65 euros, ubicado frente a una parada de metro, que más se puede pedir), estaba al lado de la estación centrale de Milán, así que del autobús al Hotel, refrescante paseito de 5 minutos. El recepcionista, un hombre muy hablador, que además tenía a los padres viviendo en Blanes, por lo que tuvimos que intercambiar cuatro cosas en Español antes de dejarnos ir a nuestra habitación. Cuando llegamos nos dimos cuenta que se había quedado el papel de la reserva y que no sabíamos si teníamos incluido el desayuno y José bajó a preguntar si lo teníamos incluido, y el tío le dijo que sí. Vuelta a la habitación, bañera de 2 metros, frío, cansancio... Vamos todas las variables para darnos un baño calentito, calentito.
Sábado, -1ºC, con este fresquito nos dirigimos hacía el Duomo. IMPRESIONANTE. De las catedrales góticas más bonitas que he visto. Las vidrieras del altar y la cripta son preciosas. Y la fachada es espectacular, además recién restaurada. Maravillosa.
Del Duomo a dar una vuelta por las calles de tiendas caras de Milan, pasando por la archiconocida Galeria Vittorio Emanuelle. Nos recorrimos las calles viendo escaparates, mientras se acercaba la hora de la comida. Vimos la Scala, que por fuera no es gran cosa, y en una calle nos encontramos como adornos FIAT 500 tamaño real, puestos como maceteros, con multa y todo. Una risa.

Comimos con MANU, una amiga ex-CCP que es de Milán (está igual, es como un gnomo), nos llevó por el Barrio de Vreta a comer, pero no hubo suerte porque al primer restaurante que nos dirigimos estaba cerrado y el segundo que tenía una pinta alucinante estaba completo. Pero la verdad, con la compañía nos sobraba y comimos en otra trattoria de la zona. En la que comimos muy bien y que estaba llena de policias comiendo. Vamos que la comida era segura.
De antipasto comimos unas aceitunas rellenas de longaniza y rebozadas muy buenas, Peras envueltas en panceta y speck. Una cosa curiosa era que en el baño había una repisa llena de libros de lectura, nunca había visto un baño tan culto.
Con Manu vimos la zona de los canales pero luego nos tuvo que dejar, porque está escribiendo su Tesis y tenía que ponerse un rato. La zona de los canales es muy chula, nos llevó a uno que era el antiguo lavadero. Es un mini canal que está rodeado de casas con patios interiores donde los pintores tienen sus talleres. Vimos algunos, a mi la pintora de los balcones me gustó mucho, pero los cuadros grandes eran grandes y caros y los pequeños y asequibles no tenían tanta gracia.

Manu
antes de irse nos señaló en el mapa las cosas que teníamos que ver. Y de los canales nos fuimos a ver la Iglesia de San Ambroggio y Santa Maria delle Grazie, donde está el Cenacolo Vinciano, que no pudimos ver porque cuando cuando fui a reservar las entradas por internet ya no quedaban plazas.
Después nos fuimos a descansar al Hotel un rato porque por la noche queríamos ir al Barrio de Brera a Cenar.

Después
de descansar a llenarnos la panza.

Nos fuimos al Barrio de Brera y paseamos por las calles peatonales, que estaban repletas de restaurantes, tiendas de muebles de Diseño y puestecitos de personas que leen las manos. Curiosa mezcla. Cenamos en la Pizzeria Caimano, todo estaba buenísimo y los camareros muy agradables.

Luego de vuelta para casa, que al día siguiente queríamos ver la zona del Castello.

Descansar, desayunar y check out. En el desayuno, nos informaron que no lo teníamos incluido, total que en el check out, José con su dominio del inglés, le explicó que al recepcionista del domingo que el recepcionista del viernes nos había dicho que lo teníamos incluido y que por eso habíamos desayunado los dos días como reyes. Total que sólo nos cobraron el desayuno del domingo. Hacia -2 ºC.
Nos fuimos al Castello Sforcesco. Que es muy chulo, es una gran ciudadela, rodeado de un gran jardín en el que también se encuentra la Arena (no es gran cosa y además no se podía entrar) y el Arco della Pace, que estaba en restauración y no se veía nada.
De allí nos fuimos a ver la Iglesia de San Simpliciano, preciosa. Cómo hacía mucho frío en un salón de de al lado nos tomamos un capuccino y unas pastas. Y como estaban tan buenas nos compramos medio kilo para picar en el avión de vuelta. Acababamos de desayunar y ya estábamos pensando en la cena.
Después del refrigerio nos fuimos a ver la Iglesia de San Marco que está en la zona de Brera, donde habíamos cenado. Así que paseamos por el Barrio de día y nos encaminamos a la Academia de Brera, Pinacoteca y escuela de arte (está hecha polvo, descuidada, ya nos había dicho Manu que estaba así). Lo raro es que era el 200 aniversario y no se han molestado ni en limpiarle la cara.
De allí nos fuimos paseando hasta la plaza del Duomo, para ir a las galerías a pisarle los huevos al toro del escudo del centro, que dicen da suerte, o eso nos dijo Manu. Así que ha dar la vuelta mientras le pisábamos los huevos.
Y a comer con Manu y despedirnos de ella. Nos fuimos hasta el barrio donde vive, y después de buscar calle arriba y calle abajo su coche (bueno el de su hermano), nos llevó al Barrio de la Universidad Politécnica a comer a un restaurante de Napolitanos. Ponían unas raciones bestiales, interminables, pero muy buenas. Lo curioso es que pillamos la celebración de tres cumpleaños. Nunca había oído el cumpleaños feliz en Italiano y en la misma hora lo hoy por partida triple.

"Tanti auguri e te, tanti auguri e te..."

Nos despedimos de ella y nos prometió pasarse por Barcelona después de presentar la Tesis. A ver si es verdad.

Y por último nos dimos un paseo por el barrio de Vreta mientras se nos hacia la hora de irnos al aeropuerto. En la Iglesia de San Lorenzo, que es la iglesia que tiene las columnas romanas en la entrada principal, nos encontramos con una misa celebrada por un cura Oriental (chino, vietnamita, camboyano... no sabemos) que estaba dando la misa en "Chino" para la comunidad "china". Estaban todos los orientales del lugar en la Iglesia cantando el Aleluya en su idioma, muy gracioso.

Y de allí nos fuimos a tomar el último capuccino, coger el autobús, ir al aeropuerto subirnos al avión y a casa en coche, comiéndonos las pastas saladas del salón de té y recordando lo que habíamos visto...
Milán es una ciudad chula donde pasar el fin de semana, comer bien, pasar frío si es invierno y respirar diseño, aunque también hay muchas horteradas y horteras, a uno le hicimos una foto.

jueves, 14 de enero de 2010

¡cómo empieza el año!

Pues yo lo he empezado con amigdalitis aguda.
Nada que no cure el antibiótico, ibuprofeno y sudar las fiebres...
Pero el mundo lo ha empezado peor que yo, catastrofes humanitarias, climatológicas y económicas...
Y para colmo los primeros despuntes de normalizar la xenofobia en nuestro pais, con alcaldes que interpretan la leyes ilegalmente para hacer y deshacer a su antojo. Ahora no me vales y eres una carga, pues no te reconozco. Como si dejar de empadronar a una persona la hiciese desaparecer del mapa... Si no los empadronamos, no tenemos que educarlos, ni sanarlos, ni protegerlos... Mucho mejor la ciudad con personas analfabetas, sin asistencia médica y que se sientan más parias que nunca de esta sociedad.
Qué ventajas ven en no empadronar a la gente? que no producen gasto público? Eso no se lo cree ni Dios, qu eno los reconozcamos, no quiere decir que no vayan a producir gasto. ¡Tela, lo cerca que están las teorias de Hitler en ponerse de moda de nuevo!